En un mundo en el que demasiadas veces sobra cinismo y falta pasión, es un regalo encontrarse con una artista como María Blaya. Sin miedo a mostrarse como es. Convirtiendo su intimidad y fragilidad en una fortaleza. De honestidad desarmante, presenta en “Amor Puro” algunas de las cualidades que la convierten una creadora única: estribillos que se adhieren al cerebro; letras que se alojan en tu corazón. Siempre buscando maneras de presentar su música de la manera más sorprendente y mágica posible. “El diablo me reclama el alma/ La vendí al cielo una vez más”, canta Blaya, mostrando la dualidad interna que posee irremediablemente cada ser humano. En un universo de sombras y luces, ella es una de las que más y mejor iluminan.
María Blaya, murciana de nacimiento y residente desde hace un tiempo en Madrid, ha conseguido que cada paso musical que ha dado sea un pequeño acontecimiento. De desbordante talento y subyugante personalidad, sus canciones son pequeños milagros de melodía y sensibilidad. Su talento innato para encontrar composiciones que conectan automáticamente con el oyente le ha permitido destacarse casi desde su primer lanzamiento. Que haya colaborado con artistas como Natalia Lacunza, Trashi o Daniel Sabater no es casualidad. Tras puñado de singles y EPs, “Amor Puro”’ supone el último adelanto antes de su esperadísimo primer larga duración, “Grande”.
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