Rigoberta Bandini ya tiene disponible en todas las plataformas digitales su nuevo single titulado “Perra”.
Rigoberta Bandini es la nueva voz de la electrónica española. Sin haber publicado disco todavía, tiene miles de escuchas en Spotify, ha sonado en la serie Veneno, la ha recomendado C Tangana y ya puede decir que ha salido en el especial de Nochevieja de TVE. En pleno confinamiento empezamos a bailar “In Spain we called Soledad”, una oda a la soledad y a relativizar las rupturas.
Paula Ribó es su verdadero nombre y lleva años dedicándose al cine, al doblaje. Bichos: Una Aventura en Miniatura, Toy Story 2, Caillou, Brave, Trolls o Zootopia o El viaje de Chihiro. Ha publicado novelas, ha escrito teatro y ha sido madre. Se lanzó a la música, primero con el grupo The Mamzelles y ahora en solitario. Como Rigoberta Bandini no tiene disco, pero sus canciones se han hecho virales. “Fiesta”, “Que Cristo Baje”, “Too Many Drugs” y, sobre todo, “In Spain We Called It Soledad”, dicen de ella que es electrónica espiritual.
“Perra” es su nuevo single, una canción que juega con el lenguaje, con lo femenino como insulto y le da vuelta. Todo un hit bailable que empodera a la figura femenina desde una perspectiva original y aboga por la libertad individual sin el miedo al qué dirán. La palabra perra, como pasa con muchos otros animales, tiene connotaciones peyorativas en femenino.
La verdad es que la canción parte de un juego, que es intentar que los femeninos de las cosas no sean peyorativos. Se trata de sacarlo de contexto y jugar al ejercicio de asumir que la palabra perra no tiene por qué ser negativa. Además, me apetecía hacer una canción más provocativa, pero sin serlo a la vez. Simplemente estoy diciendo que me gustaría ser un perro tirado en el sofá, alguien que no piense mucho. Estoy hablando más de la cosa humana, pero al poner el femenino sí tiene esa reflexión femenina. Pensé primero que no podría usar “soy una perra”, y luego dije por qué no, por qué se puede decir soy un perro y no soy una perra. Parte de ahí.
Un mensaje con doble sentido que juega con tonos melancólicos y estribillos alegres, sin renunciar a pasarlo bien porque precisamente su revolución se baila y se canta.
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