Con “Toda una vida”, Stivijoes abre un nuevo capítulo en su cancionero, acercándose al indie-folk de raíz mexicanadesde una perspectiva profundamente costumbrista.
El tema funciona como una crónica íntima de lo cotidiano, donde lo sencillo se convierte en materia poética: “Desde que comparto edredón contigo cada día (…) toda una vida”.
La imagen va de lo concreto a lo universal: la rutina compartida como prueba irrefutable de permanencia.
La canción, sin embargo, no se limita a describir escenas domésticas. Se permite también un gesto meta, casi autorreferencial, cuando el protagonista confiesa: “Desde que no se me hace extraño que me llames Raúl”.
Al nombrarse por su propio nombre de pila dentro de la narración, Stivijoes desdibuja la frontera entre personaje y persona, entre el artista y el individuo que escribe. El efecto es doble: por un lado, humaniza el relato; por otro, tensiona el mito emergente de quien está destinado a escenarios cada vez más grandes.
En este nuevo single, Stivijoes apuesta por una música esencial: voz (con algo de autotune), guitarra y silencio. La producción acota los elementos para sacar a relucir lo más profundo: la palabra y la emoción. No hay artificios; lo sutil se vuelve monumental.
Es una balada urbana donde apela a que lo más importante, en realidad, está en los detalles más simples. La canción también reafirma su estilo: confesional y genuino: en lugar de buscar el aplauso inmediato, Stivijoes busca que lo escuchen de verdad.
Que no sea solo ruido, sino un encontronazo con algo que nos ayude a aprender de nosotros mismos: un recuerdo, una emoción una parte de nosotros que no sabíamos que estaba ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario