“Gran Hostal” es el lugar donde encuentras refugio cuando el mundo te ha sacado de quicio. Es un espacio imperfecto, como una pensión de barrio que nunca llega a ser hotel, pero que ofrece exactamente lo que necesitas: autenticidad y cero pretensiones. Aquí las reglas del juego son claras: si no eres un portero de discoteca o un fascista, estás dentro.
Las letras de Camellos son afiladas como un puñal, apuntan a la cabeza y el corazón con la precisión de alguien que conoce demasiado bien la calle. Con temas que tocan el cansancio del curro, las noches que parecen no acabar nunca, y las pequeñas victorias que se disfrutan entre amigos, “Gran Hostal” nos recuerda que, aunque la vida sea asimétrica y caótica, siempre queda espacio para la irreverencia y la risa. Es como tropezarte en la ducha y, en lugar de romperte un hueso, descubrir que la vida aún tiene sentido.
La producción es impecable, con el estilo punk-rock alternativo que caracteriza a Camellos, pero con una madurez que se refleja en la energía despreocupada y el caos controlado de cada canción. Frankie Ríos, Fer Naval, Tommy DeWolfe, Jorge Betrán y Abel Maregil han creado un disco que rezuma estilo y carisma, donde la vitriólica mirada a la realidad hace que te rías incluso de lo que más te cabrea.
“Gran Hostal” es una obra para los que aún se resisten a crecer bajo las reglas del sistema, para los que prefieren quemar los últimos cartuchos de la juventud con una sonrisa cínica y el puño en alto. Camellos ha vuelto a demostrar que, en el mundo del rock alternativo español, ellos siguen siendo los que rascan justo donde pica.
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