“La Rabia”, con su tono desgarrado pero firme, es a la vez un lamento y una defensa. Pero, ante todo, es una invitación a convertir el odio ajeno en combustible para el crecimiento, la dignidad personal y la autoafirmación.
El crecimiento personal y profesional suele despertar respuestas negativas, frontales o taimadas, motivadas por muchas razones, siendo los celos, la envidia o el simple sadismo las más comunes. Aprender a vivir es aprender a lidiar con estos desencuentros sin rendirse ni achantarse. Que la gente ejerza su derecho a opinar, y lo haga muchas veces con rabia, no implica que la suya sea una voz autorizada que debamos acatar. La rabia ajena es, de hecho, el abono de las expresiones artísticas más apasionadas y de las decisiones personales que más nos empoderan.
Vivir plenamente implica aprender a lidiar con la hostilidad, con el dolor de no ser aceptados y tal vez ni siquiera comprendidos. Una tarea ardua en un mundo hiperconectado donde lo que somos, lo que decimos y lo que hacemos aparece expuesto a todas horas, a merced de comentarios hirientes, crueles y anónimos que a nadie comprometen.
“Rabia” está compuesta por la propia Nikki García junto a Francis White quien tambien es el encargado de la producción. La canción ha sido g rabada, mezclada y masterizada por Guillermo Quero en Q Studios. La fotografía de portada corre a cargo de Pablo Maqueda y el diseño De Alba Diethelm.
En el videoclip de “La Rabia”, el director de cine Pablo Maqueda exhibe a Nikki García como un animal doliente que se arrastra y se revuelve, en consonancia con la música. Del sufrimiento extrae la energía para encararse a la cámara y exhibir su resistencia con una mirada que conmueve e intimida. Rodado en plano secuencia, el vídeo cautiva tanto por los movimientos ansiosos de la cámara como por el magnetismo de la artista, logrando que el espectador perciba música e imagen como un todo en un notable despliegue de fortaleza.
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