Los Estanques se ríen de sí mismos como solo los maestros saben hacer. “Uve” es su quinto trabajo (el sexto si contamos el versadísimo “Burbuja Cómoda y Elefante Inesperado“, junto a Anni B Sweet), pero el cuarteto afincado en Madrid suena con la frescura de cualquier renovador novel de la escena. Ahora, además, con la experiencia del experto. La sobriedad en esa numeración romana a la que ya acostumbran poco o nada tiene que ver con lo sofisticado de su contenido: “Uve” es un trabajo grandilocuentemente maniaco, rococó y recargado de locura.
Iñigo Bregel (voz, teclado y guitarra), Germán Herrero (guitarra), Daniel Pozo (bajo) y Andrea Conti (batería) se reafirman no solo como los mejores intérpretes de la escena, sino también como los compositores más curiosos. Todo lo quieren tocar, todo lo necesitan probar. Los Estanques no hacen música, juegan con el sonido como si todos los días hubieran llegado los reyes. Con el humor de quien domina la materia y puede permitirse una carcajada sin equivocarse de tecla.
Por supuesto, el disco se sigue sustentando en su pasión por la psicodelia y amor por el rock setentero, pero “Uve” es más, mucho más. Ninguna banda sería capaz de representar las vanguardias más orgánicas si se limitase a imitar sus referencias, y Los Estanques suenan a contemporaneidad en estado puro. El trabajo comienza con “¿Quién es ese?”, una canción con una introducción bucólica de arpas celestiales y una coral barroca que culmina con un grito al más puro estilo Hitchcock. “Don Ding-Dong”, con un nombre que se puede interpretar como el segundo capítulo de “Mr. Clack” (incluida en su álbum “IV”), es una ópera stoner con campanas góticas que se transforma en una balada de smooth jazz sin apenas esfuerzo. “Bienvenidos al circo”, claman en su siguiente tema, y es que la teatralidad es igual de importante en el cuarteto que su sonido: no en vano presentan una portada en la que se convierten en títeres de un guiñol. También hay psy-lofi en “Si esto acaba aquí…”, pop progresivo en “Ven a buscar conmigo”, folclore latino de pianola en “¡Ay, que no me pique el tábano!”, cool jazz en “Scherzo” y guiños al disco, al funk, al bebop, a Messiaen… te guste lo que te guste, hay algo en “Uve” que es para ti. Son los King Gizzard and the Lizard Wizard de España, y además poseen la sensibilidad necesaria para dispararte en el corazón. Prácticamente todas las canciones están ligadas, y el disco puede escucharse de principio a fin como un continuo flujo de agua, porque tanta versatilidad sería un sinsentido en cualquier otra banda., pero a ellos les queda natural.
Todo el disco ha sido autoproducido y grabado por Iñigo en sus propios estudios, y masterizado por Ibon Larruzea. Ya está disponible en formato CD y vinilo, corre que se agotan.
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