Nico B. es una rara avis en su circuito. Como productor, toca todos los palos del pop contemporáneo y se mantiene a la cabeza de la vanguardia. Como artista, no tiene nada que envidiarle a Ralphie Choo o Rosalía. “Bitch Im Skinny” es una montaña rusa de texturas, una espiral ultraestimulante que traspasa las fronteras de toda categoría musical moderna. Con su último single (el segundo de su nuevo trabajo), brinda al oyente la comodidad precisa para pegar un salto repentino cuando el oído se acostumbra. “Cucú, cucú” repite un mantra paneado en el ecuador de la grabación: ¿estás ahí? El productor te incita a estar despierto en la época de la escucha automática.
La primera parte del tema está dominada por una voz nebulosa y velada que en ocasiones se confunde con el ruido de un motor en marcha. Sin embargo, ese tumulto pseudo-urbano, acompañado de un bombo anárquico, contrasta con la entrada de unos pianos cristalinos de lo-fi jazz que a su vez dan pie a un clímax revuelto de jungle, techno y dubstep.
“Todo me queda finísimo” afirma Nico en el apartado más cantable, y es que es necesaria mucha maestría para hilar tantas referencias en dos minutos y medio de desarrollo. En ese sándwich de caos ordenado colaboran Edu Hernández, Juan Figols (Fresquito y Mango), y G Lesson como productores (el primero también como letrista, y el último como mixer). Pero que tanto nombre no os engañe: estamos ante una de las mentes más inquietas de su generación.
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