Con su segundo single, Kokoshca vuelve a echar la vista atrás. “Mi Barrio” pone en evidencia que nos encontramos ante la era más melancólica de los norteños, que ya con “La Juventud” se agarraban a los pocos resquicios del pasado que pueden encontrar en su rutina: tener una banda, ir a ensayar, salir a tocar. Si en su primer single situaban el foco en su biografía, en “Mi Barrio” reflexionan sobre su identidad. Reivindicando el espíritu joven frente al paso del tiempo, Kokoshca no solo investiga sobre su comunidad como molde de la personalidad individual, sino también sobre la importancia de los núcleos (sub)urbanos y la construcción de redes de apoyo mutuo, cada vez más difíciles de hallar en las ciudades contemporáneas. “Cada vez que vuelvo por aquí, hay algo raro” canta Amaia cuando regresa a un espacio que, con el paso de los días, le resulta más ajeno. También canta acerca de como envejece paulatinamente la periferia, el éxodo rural y el estatismo de aquellos de su generación que decidieron no mudarse. Pero, ante todo, “Mi Barrio” es un canto de amor a la clase obrera, la racializada, la marginada y, en definitiva, la pobre.
Hablando de raíz, el cuarteto pone el foco en los elementos sónicos latinoamericanos. Un barrio suena a la gente que lo habita, y el de los navarros genera un paisaje entre el corrido mejicano y el rock ibérico. Con sus arreglos de viento, su ritmo ternario y su percusión folclórica, es la fotografía perfecta de la nostalgia.
Ésta y su canción anterior serán desgranadas en el podcast de la banda, que lleva el título de su primer single. En él, se habla tanto de recuerdos adolescentes como del presente porque, ante todo, la mirada ha de estar fija en el futuro. Y hay un futuro prometedor para Kokoshca.
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