¿Se puede ser maldita y pop? “Amadora” es una respuesta afirmativa. El lirismo de este nuevo disco de Miren Iza (Tulsa) procede del malditismo y del realismo sucio de las excluidas que estuvieron más cerca. Y tiene chispa. Y tiene aromas surreales. Es un suceso profundamente original dentro del indie.
Escapa a la música de consumo rápido con composiciones que hacen pensar en la literatura de Lucía Berlín, Ottessa Moshfegh o Eider Rodríguez.
La poesía trepana, indistintamente, lo intimista y lo bailable, dando muchos nombres al dolor, que es uno de los temas indiscutibles del disco y que recibe en él muchos nombres (a menudo de lo animal -y de lo animal agazapado-).
La música es la prueba de que podemos reinventarnos a pesar de la pesada carga de la herencia y del daño.
María Velasco, escritora.
El viaje musical para contar a “Amadora” pasa por el pop melodramático de “Tacones lejanos” o “024”, el krautrock de “Santamártir”, cuya intro es el himno de Santa Águeda, la chanson de “Laguna”, sutiles guiños a Suicide en “Cuando venga el león pálido”, ecos a Lana del Rey en “¿amor o transferencia?”, la electrónica post-punk de la base de “La Estrella”, por cierto idea germinal de David Rodríguez (La estrella de David), que también contó inicialmente con la participación de Javier Carrasco (Betacam) y que comienza con una intro adaptada de la canción Estrella, de Enrique Morente, a modo de rezo laico.
El dolor y los embrollos en el cuerpo aparecen como fuga o facilitadores de preguntas esenciales acerca del suicidio, el amor, las madres, la amistad o la identidad y la entidad de las señoras.
Créditos:
Grabado y producido por Ángel Luján
Mezclado por Carasueño y Ángel Luján
Masterizado por Ángel Luján
Miren Iza: Voz, teclados, guitarras
Alex Moreno: Batería
Clara Collantes: Guitarras
Iñigo, Simón, Tomás, Lucas, Diego y Ana: voces en La Estrella
Diseño: Xabi Blanco
Arte: Alberto Acinas
Foto de portada: Javier Bejarano
Fotos interior y contraportada: Aitor Laspiur
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