viernes, 17 de octubre de 2025

Daniel Da Silva publica su nuevo single “Bailando en la luna”, un homenaje contemporáneo a Turandot

Daniel Da Silva acaba de lanzar “Bailando en la luna”, una pieza que trasciende los límites del pop y el arte escénico para rendir homenaje a la ópera Turandot de Giacomo Puccini, justo en el año del centenario de la obra y del fallecimiento del legendario compositor.  

La canción, acompañada de un videoclip de estética impecable, propone una nueva lectura poética y moderna de un clásico universal, donde la pasión y el misterio se transforman en movimiento y música. 

En esta creación, Da Silva encarna a un joven que se enamora de Turandot, símbolo del amor imposible, de la belleza que nunca se alcanza del todo. Ella es la metáfora del deseo y de la distancia entre lo humano y lo divino.  

La narrativa, cargada de sensibilidad, se desarrolla entre lo lírico y lo terrenal, fusionando lo operático con una pulsión pop íntima y contemporánea. El resultado es una obra que vibra entre lo teatral y lo emocional, entre la herencia del pasado y la energía de lo nuevo. 

El proyecto ha sido dos años de trabajo minucioso junto al prestigioso productor internacional Miguel Ángel Arenas “El Capi”, figura clave en la historia de la música española, y bajo la dirección creativa de David Navarro (DN7), que ha tejido un universo visual tan riguroso como emocional.  

En cada plano y acorde de “Bailando en la luna” se respira una búsqueda de perfección artística y una identidad propia. 

Daniel Da Silva no es un intérprete común. Formado desde su infancia en disciplinas escénicas y físicas, su arte nace del cuerpo, del movimiento, de la interpretación y de la música.  

En su ADN laten nombres como Carmen Amaya, Josephine Baker, Rita Hayworth, Madonna o Michael Jackson, pero su voz, su energía y su manera de contar son inconfundibles. Cada gesto suyo es una declaración de intenciones, cada nota una emoción desnuda. 

Con “Bailando en la luna”, Da Silva firma su manifiesto artístico, un debut que no es solo una canción, sino una experiencia sensorial completa.  

El arte se siente, se ve y se vive, y en este primer capítulo, el artista invita a cruzar esa frontera donde la música y la danza se funden en una sola alma. 



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