viernes, 26 de diciembre de 2025

Jordi Maranges publica su EP “Los lugares de David”, un homenaje queer a los clubes del pasado


Un homenaje al amor queer entre el pop barroco, el synthpop y un viaje emocional a los clubs de Palma de los 70, 80 y 90. “Los lugares de David”ya disponible en plataformas digitales.

Mezcla de pop barroco, toques de synthpop y estallidos bailables para un viaje emocional, sofisticado y reivindicativo. Maranges canta a esos lugares de resistencia y disidencia que construyeron familia, redes de cuidados y escuela en Mallorca, aunque podría ser Berlín, Buenos Aires o París.

Black Cat, (Caballos salvajes) y Kalkuta Dancing Club fueron los dos primeros adelantos de su nuevo disco, La balada de David y Jonatán. Ahora presenta Pça. Gomila, una pieza que transita entre el indie electrónico de los 90s, el dream pop y el pop eurovisivo más bailable.

Pça. Gomila fue, entre las décadas de los sesenta y los primeros 2000, el centro neurálgico del ocio en Mallorca. Famosa internacionalmente, por sus locales pasaron artistas como Charles Aznavour o John Lennon. Su transformación, del lujo a la decadencia, se ha ido acentuando con los años, hasta el punto de que hoy queda muy poco de aquel antiguo esplendor.  

En Gomila abundaban cabarets, salas de fiesta, discotecas, donde el arte del transformismo se desarrolló con fuerza y sentó las bases para que gran parte de los bares gay de la ciudad se trasladaran a la zona. A finales de los 70s y principios de los 80s brillaron figuras como Dolly Van Doll, Sandra Salomé, Jimmy, etcétera en locales como Kalkuta Discotheque, Complejo Broadway, Black Cat o Status.

Con estas tres canciones, producidas por Aaron Rux y el propio Maranges, se cierra un primer ciclo de su próximo disco La balada de David y Jonatán: el de los lugares asociados al personaje de David. 

La Balada de David y Jonatán narra una historia de amor entre un antiguo transformistaDavid, que vive en una residencia de ancianos, estrella de los locales de transformismo más emblemáticos de Mallorca entre los años 70 y 90; y un joven y guapo colombianoJonatán, que trabaja en la misma residencia geriátrica como auxiliar y cuidador. 

Las canciones, planteadas casi como piezas de un musical, retratan los sueños, inseguridades, anhelos y promesas de estos dos antihéroes de la sociedad actual. Las canciones no siguen una línea temporal clásica, sino que se presentan como fragmentos, escenas o reels que conforman una misma historia. 

Musicalmente he intentado unir la sensibilidad decadente y amanerada que imaginé en David —admirador de la canción melódica italiana; de los franceses indispensables (Aznavour, Dalida…) y las grandes torch songs del repertorio travesti, de Judy Garland a Rocío Jurado— con sonoridades más contemporáneas y sintéticas que proceden tanto del universo de Jonatán como de los espacios y lugares a los que se rinde tributo en el primer EP del disco, Los lugares de David. En el disco he construido un imaginario sonoro donde se suceden atmósferas cinematográficas, destellos de chanson francesa, música de night-club, synth-pop bailable, pequeñas perlas intimistas de cámara y una cierta melancolía por ese mundo que ya no existe que deambula y envuelve al conjunto del LP” comenta el artista. 

A través de esta historia, el proyecto reivindica temas fundamentales como la vejez dentro del colectivo LGBTQ+, la memoria afectiva y la resistencia identitaria. También quiere ser un homenaje a los primeros espacios de libertad queer de Mallorca y una recuperación de su legado cultural y emocional. 

Este trabajo se sitúa dentro de mi universo artístico habitual: una propuesta que mezcla crítica social, estética queerbeats bailables, sensibilidad poética, pianos intimistas y una sofisticación muy personal. Mi intención es que este proyecto contribuya no solo a mi proyección como artista, sino también a generar emoción, reflexión y diálogo, poniendo en valor el patrimonio musical y la cultura disidente queer. Las canciones han sido producidas por Aaron Rux, quien ha aportado elegancia, emocionalidad, sintetizadores y una visión sólida del conjunto” comenta Jordi. 

Jordi Maranges es un artista inclasificable que ha hecho de la experimentación y la autenticidad su sello personal. Con cada proyecto desafía etiquetas y expectativas, sorprendiendo tanto en lo musical como en lo escénico. Su versatilidad le ha llevado a actuar con la misma solvencia en espacios íntimos que en grandes festivales como el FIB, el Mercat de Música Viva de Vic, el IsladeEncanta o el Atlàntida Film Festival. 

Su trayectoria arranca al frente de El Diablo en el Ojo (1999–2003), para después trasladarse a Barcelona y dar vida a El Piano Ardiendo, un proyecto queer de cabaret-electro. Desde entonces ha desarrollado una carrera en solitario marcada por la diversidad estilística: del pop barroco de El baile de los cangrejos (2010) al folk confesional de El cazador (2014), pasando por el synthpop de club de Espasmo (2018). Siempre con un discurso valiente y personal que explora la identidad, el deseo y la libertad. 

Entre sus obras más destacadas están Món Físic (2016), donde habla de la infancia como territorio conflictivo, o Sentimental Vol. II (2021), un EP electrónico y bailable que cuestiona la pareja monógama heteronormativa. Canciones como La balada del hombre penetrado o David y Jonatán se han convertido en piezas icónicas dentro de la escena queer independiente. Su último álbum, Allau (2023, Fep Producciones), confirmó su capacidad de hibridar confesionalidad y electrónica con un lenguaje propio. 

En 2025 inaugura una nueva etapa de la mano de SonicDad con el lanzamiento de Black Cat, caballos salvajes, un tema de synthpop bailable que funciona como carta de amor a una drag queen y como primer adelanto de su próximo trabajo, producido junto a Aaron Rux. 

Con este proyecto, Jordi Maranges reafirma su lugar como uno de los artistas más libres, singulares y emocionantes del panorama actual.

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