Después de invitarnos a una ronda de “Tío Pepe”, los madrileños Dura Calá pisan el acelerador en plan fuga quinqui con “La Macarena”, toda una declaración de principios sobre el nuevo sonido de una banda llamada a convertirse en una de las sensaciones de la temporada.
«“La Macarena” surgió de un viaje en coche del que no podemos hablar porque todavía no ha prescrito. Si nos preguntan, todos los hechos descritos en esta canción son ficticios y no tienen nada que ver con la realidad», confiesan no con poca sorna los miembros de Dura Calá sobre su nuevo sencillo, una canción que quema gasolina a ritmo vertiginoso.
No es para menos: « “La Macarena” narra la huída de cinco desquiciaos (aunque en la banda en la actualidad seamos ya seis) tras una noche bastante productiva, perseguidos por la Benemérita en un coche cargado hasta la bandera y con un casette de Los del Río sonando a todo trapo».
Tras la grata sorpresa que supuso su anterior single, ese homenaje a Madrid y a sus gentes a ritmo de chotis, punk y ska que era “Tío Pepe”, la banda apuesta en “La Macarena” por una vuelta a los orígenes. «Recupera la esencia de la banda, las historias del cine quinqui y la narrativa gamberra, y es a su vez una declaración de intenciones respecto al nuevo sonido de Dura Calá«, no dudan en afirmar los integrantes de esta banda que haría las delicias de José Antonio de la Loma, el que fuera director de Perros Callejeros, Yo, El Vaquilla y Los últimos golpes de El Torete. Porque “La Macarena” suena a Seat 124 a toda pastilla, a casette de gasolinera, a diálogo entre El Torete y El Vaquilla, a Los Chunguitos 2.0, a Los Chichos hipervitaminados, a Rumba Tres, Cuatro y hasta Cinco si nos apuran. Más perros callejeros que nunca, estos Dura Calá enseñan el colmillo con «La Macarena» que da gusto.
Precisamente estos perros callejeros se unieron una buena noche en Madrid para darle forma a Dura Calá, esa banda nacida para ser la sensación de esta temporada. Un EP homónimo con solo tres canciones publicado el pasado año ya logró llamar la atención, amplificada cada vez más y más por esos conciertos tan concurridos que la banda nos ha ido regalando en estos últimos meses, pese a lo breve aún de su discografía.
¿El resultado? Un sonido crudo que insufla vida a sus historias, relatos de perdidos y olvidados, de rabiosos, hartos y abandonados. Historias narradas desde el divertido desenfado propio de seis inadaptados que, con una canalla flema castiza, exploran sin reparos sus orígenes mientras rinden tributo a un amplio abanico de influencias: rumba, rock, funk… ¡y hasta stoner! Lo que Dura Calá denomina Macarreo Madrileño. Y tienen de sobra, tanto como esos perros quinquis que dieron para trilogía.
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