“Morir en otra habitación” es el regreso discográfico de Wild Honey: cinco canciones que basculan entre la fragilidad, lo inesperado y lo cotidiano
Aludes en cámara lenta. Así es como Wild Honey define las canciones de “Morir en otra habitación”, el mini-LP que regresa al álter ego de Guillermo Farré tres años después de “Ruinas futuras” y en un clima muy diferente: si en aquel último álbum orbitaba su reciente paternidad y las aguas convulsas de la pandemia; este está atravesado de la pérdida de su padre.
“Morir en otra habitación” es el curioso duelo, entre frágil y costumbrista, entre opaco y luminoso, crudo e hipnótico, cargado de una intensidad emocional que se plasman a la perfección con unos arreglos de cuerdas que casi consiguen narrar cinematográficamente una película que hace de lo cotidiano y lo íntimo algo conmovedoramente expansivo. El propio artista lo define así:
Cuando intento recordar cuándo sucedió algo, siempre pienso en eventos históricos o en hitos personales como mudanzas, el nacimiento de mis hijos o los discos que he ido grabando en los últimos años. Grabar un disco es hacer una especie de fotografía de un momento vital concreto y me he acostumbrado a que los discos me ayuden a ordenar el tiempo en mi cabeza.”
“Morir en otra habitación” es el esfuerzo deliberado de tratar de documentar lo extraño y sorprendente de ese momento, sabiendo que con los años las canciones serán la manera más sencilla de acordarme de esos meses. Un ejercicio febril de contar en canciones ese viaje de extremos donde se juntan hacerles el desayuno a mis hijos con explicarles qué son las cenizas de una persona, o con el juego de pedir un deseo al ver una estrella fugaz.
Con una arquitectura hipernaturalista en donde los derrumbes ayudan a edificar nuevos monolitos, Wild Honey co-produce junto a Remate este mini-álbum que suena a madera, pero también a cierta épica brit, en un código cercano al de Belle & Sebastian, The Magnetic Fields, Sparklehorse o Scott Walker, por armar un cuadro tan impresionista como impresionante del clima sonoro del disco.
“Morir en otra habitación”, que ve la luz a través de Lovemonk Discos Buenos, contiene no sólo las cinco canciones originales, sino también sus versiones instrumentales, en un código compartido con la música para bandas sonoras de películas y series en las que ha trabajado estos últimos años.
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