“C'est la vie” es una canción de liberación, de resiliencia. Un canto al amor, a las revoluciones íntimas que aún nos hacen seres en ciernes, a pesar del paso del tiempo. Como siempre, hay una franqueza alegre y peculiar en sus melodías y letras que coinciden con la profundidad de su mensaje.
“C'est la vie” se hace eco de «Elle me dit», el manifiesto de un hombre que se despierta una mañana y finalmente dice que por fin soy yo, enriquecido por su pasado, listo para abrazar su futuro. Mika nos promete que ser felices dependen, sobre todo, de nosotros mismos. Lo único que tenemos que hacer es no alejarnos demasiado de nuestros sueños, sino reinventarnos, nutrirnos de mil encuentros, mil experiencias, mil deseos.
“C'est la vie” es también un homenaje a su madre. Como Mika lo canta en su canción, unos meses antes de su muerte, hizo un retrato de su hijo con una cabeza de flores para su cumpleaños. Porque incluso en las dificultades siempre se puede encontrar la luz.
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