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lunes, 20 de octubre de 2025

Stivijoes encuentra la redención en “Burdeos”


En tiempos donde la autenticidad suele diluirse en la niebla del éxito, Stivijoes presenta “Burdeos”, su nuevo single y una carta de redención ante los excesos de la industria del entretenimiento.  

Se trata del último adelanto que anticipa “El único ser sin talento”, su álbum debut, que verá la luz el próximo 7 de noviembre.  

Con este tema, Raúl Rodríguez se adentra en un territorio hasta ahora inexplorado para él: a medio camino entre el rap confesional y el pop alternativo más contemporáneo. Y sale ganando. 

Burdeos” se abre como un rezo, con ecos de gospel en la introducción y en los coros que atraviesan la canción con un halo de espiritualidad. Una base de piano tranquila sostiene el relato íntimo de Rodríguez, que serpentea con una cadencia cercana al hip hop sin perder el ADN melódico que lo caracteriza.  

Así, sus versos hablan de los cambios vertiginosos que trae consigo el éxito (“pensando en cómo me ha cambiado la vida en un mes”), pero también del equilibrio que implica mantener la calma en medio de esa vorágine: “me quedo tranquilo si veo en la cuenta del banco muchísimos ceros, la gente del barrio dice que soy bueno”.  

Esa fama casi fortuita es un dilema en sí mismo: igual que los chavales que se hicieron famosos cantando trap, Stivijoes se niega a perder su esencia. Y en esta canción, la declamación de un discurso que lleva mucho tiempo ensayado frente al espejo, consigue soltarlo todo. 

El tema, producido y arreglado por Gérard y con la mezcla y el máster de Álex Ferrer, despliega un viaje sonoro que va del intimismo al exceso. A medida que avanza, la instrumentación se expande hacia un clímax orquestal en el que las percusiones y los violines irrumpen para elevar el relato hacia un plano casi cinematográfico. Como si la confesión inicial desembocara en un himno sobre la supervivencia personal en un mundo que, a menudo, premia lo superficial.  

En “Burdeos”, Stivijoes muestra un retrato honesto sobre la fama, la fe y la necesidad de no perder el norte en medio del ruido.  

Es, en definitiva, una canción sobre la redención y sobre cómo seguir siendo uno mismo cuando todo alrededor cambia demasiado rápido. 

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