En un universo alternativo donde las etiquetas musicales se desintegran como meteoritos contra la atmósfera, Los Invaders lanzan “Miami Beach”, la última explosión interestelar de un EP que, bajo el título “Podríamos ser un grupo de indie, si quisiéramos”, se ríe con elegancia del encasillamiento.
Este nuevo trabajo recopila caras B que bien podrían haber formado parte de su segundo disco oficial, “Otro Freak Más en Freaklandia”, pero que aquí encuentran su espacio natural: el de la libertad absoluta, el desparpajo y la reinvención continua.
“Miami Beach” es un delirio pop, un divertimento con alma vintage y coreografía de Barbies imaginarias, una fantasía grabada en Estudio Fluxus y producida por Pau Paredes que se contagia como una ola en plena Riviera valenciana. Su origen es tan peculiar como su ritmo: nace después de ver el biopic de Elton John, en ese instante en el que el cantante levita sobre el escenario. Ahí, justo ahí, comienza el vuelo de Los Invaders, que se permiten levitar también, pero sobre una pista en technicolor llena de brillos, palmeras y giros de cadera.
A “Miami Beach” le acompañan otras bombas como “Puto”, “Champán”, “Directo al After” o “Mr. Presidente”, temas que juntos conforman un EP que desafía los géneros con esa mezcla marca de la casa: guitarras rotas, bajos oscuros, sintes espaciales y un ritmo que arrastra tanto del grunge como del electro más vibrante.
Desde Saturno a Valencia, Los Invaders demuestran que no quieren ser un grupo de indie. Pero si quisieran, lo petarían. Porque ya lo están haciendo, sin etiquetas, sin reglas, con una sonrisa y un pie en la pista de baile.
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