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jueves, 6 de febrero de 2025

Eva Ryjlen regresa con su tercer álbum “Venus en llamas”

Existe desde siempre una bonita tradición de traerse al presente, siempre turbio, cínico y apresurado, los mitos con los que nuestros ancestros intentaban explicarse el mundo y bailar con ellos.  

“Venus En Llamas” es el último eslabón de este ritual. En él, Eva Ryjlen se ha enfrentado a la responsabilidad de componer un tercer trabajo, el de la consagración, pariendo lo que para cualquiera sería un recopilatorio de Grandes Éxitos. 

Buena parte de la industria musical trata de aferrarse a la inmediatez del último hype, o sumarse a la polémica de turno buscando el aplauso fácil. En “Venus En Llamas” ya es oficial que Eva Ryjlen transita, a través de sus once composiciones, una senda mucho más difÍcil, adoquinada de paciencia, honestidad y amor a la labor artística que se aleja de los localismos y la realidad de su tempo para abrazar lo universal de la condición humana. 

A un mes de descubrir el disco completo, el próximo 18 de febrero podremos disfrutar de un primer adelanto, “Flores salvajes”, un nuevo ejemplo del talento de una compositora genuina y entregada a que, tras escuchar este disco, sientas dos cosas completamente antagónicas: que eres vulnerable y que puedes comerte el mundo. 

Solemos olvidar que lo salvaje no está reñido con lo elegante. Pero afortunadamente tenemos a Eva Ryjlen para recordárnoslo. Ya lo hacía cuando era la mitad femenina de ese milagro patrio que fue la existencia de Idealipsticks. Y cuando pensábamos que con la disolución de los alcarreños aquella magia se quedaría en un recuerdo ceniciento, la Ryjlen, despojada ya de la responsabilidad de rockear y de la tiranía del inglés para el público nacional, resurge como un fénix dorado y vuela todo lo alto de lo que siempre ha sido capaz, con un pop en ocasiones oscuro y dulce, elaborado y luminoso en otras, pero siempre poderoso y sugerente que quedó más que demostrado en sus dos anteriores referencias, Violencia Posmoderna (2018) y Onírica (2021). 

Pero no nos equivoquemos, no estamos hablando de una mera cantante de melodías bonitas. Eva Ryjlen es una artista integral que en esta nueva etapa explora los límites de su enorme talento con toda la profundidad que le permite la libertad de no responder más que a sí misma. Sigue presente su olfato casi felino para combinar lo popular con lo elevado, el baile sensual con el escapismo psicodélico. Sus santos siguen ahí: Patti Smith, Lou Reed, The Doors… Y aunque el castellano puede acercarle ahora a una Rosenvinge, en Eva hay algo más. Un trasfondo personalmente rico y complejo, la voz propia de una compositora que trasciende sus influencias y alcanza con plenitud su madurez. Una autora de las que, en nuestro país, sólo hay una por generación. Demos gracias por tenerla entre nosotros. 

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