El segundo álbum de estudio de Ricky Merino llega como su trabajo más personal, sirviéndose del aprendizaje que lleva en estos siete años en la industria.
Ricky Merino lanza en todas las plataformas digitales, “Dopamina”, su segundo álbum de estudio. Una colección de 13 temas, escogidos de manera minuciosa, que cuentan con el pop electrónico como hilo conductor que se sirve de otros géneros -vogue, funk, r&b, disco, rock alternativo…-. Un trabajo construido de manera artesanal y que ha sido concebido para ser disfrutado como antaño: escucharlo de principio a fin, recorriendo cada una de las estaciones que supone cada una de esas 13 piezas del tracklist.
Disponible en plataformas digitales (click aquí), edición Vinilo (click aquí) y edición CD (click aquí).
A lo largo de ese camino, encontramos ‘“Dopamina”, un tema que se zambulle en las luces y las sombras de la industria musical, esa que te acoge y, a la vez, si tiene oportunidad, te lanza en caída libre. También “Amantes de contrabando”, en la que, precisamente, es el amor el protagonista: el de la llama de su pareja, Gerard Mínguez, quien participa en la canción para hacer una narración de cómo se fraguó la relación y que es un canto al amor libre. La amistad o el sexo -este último presente a lo largo de “Porno en la disco”- son otros de esos conceptos que descubrimos en un disco que Ricky Merino ha puesto en pie sin el colchón ni de discográficas ni de distribuidoras, solo guiándose por lo que le apetecía hacer en este momento y sin ataduras a modas o sonidos convencionales. En “Puta pereza” lanza un potente mensaje a los haters de los que nadie parece estar libre en las redes sociales.
Precisamente ese es uno de los puntos fuertes del disco: la miscelánea sonora en la que predomina el pop electrónico, pero en la que se adentra en otros géneros. No hay nada más que escuchar “Casa de fantasmas” o “Nunca jamás” para darse cuenta de esa actualización que realiza del r&b de principios de los 2000.
Como focus track para acompañar al lanzamiento del disco completo, “Superstar”, una radiografía sincera de la hipocresía que, en ocasiones, arroja una industria en la que el éxito es fugaz. Sobre todo, si no te rindes ante las exigencias del mercado y donde los números, las ventas, las reproducciones… se ponen por encima de la expresión artística en su sentido más puro. Este tema viene acompañado de un videoclip, bajo la dirección de Fran Granada, en el que se escenifica a un Ricky Merino en un hipotético futuro en el que aparece en la soledad de quien ha sido de lado por todo el mundo.
Tal y como el artista revela, estamos ante “un disco que me ha costado sudor, lágrimas y mucha pasta (por qué no decirlo) pero también muchas alegrías y la satisfacción de saber que yo solo he podido”. Un álbum que saldrá, además de en formato digital, en CD y vinilo, en una edición muy limitada para los nostálgicos y amantes de ese disco físico que ha dado paso a las plataformas.
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