Hay amor por la vida y por el mundo, proclamado desde el barrio. “Carabanchel” es la canción instrumental que da título al disco de Raúl Querido dedicado a su barrio. Un LP completado, por primera vez, trabajando con Guille Mostaza en su estudio, Álamo Shock. Es la canción que menos ha cambiado desde su primera producción, en el estudio doméstico de Raúl.
Una pieza sin palabras que suena a un paseo de vuelta a casa, de noche, escuchando una lista de reproducción que incluya a Cocteau Twins, Blacanova, Angelo Badalamenti, CeCe Peniston, “Headphones” de Björk, la banda sonora de Mondo Cane, SASAMI, “Sleep the Clock Around”, Pale Saints, Arthur Russell, John Maus y Molly Nilsson, ‘#3’ de Aphex Twin, y “Antiaventura” de anti, entero. También el disco de remezclas que Hidrogenesse le hizo a The Hidden Cameras, The Orb y The Blaze.
Según el Raúl Querido “hay canciones que surgen como síntesis de una playlist imaginaria. Hay algo en la música melancólica que acompaña y reconforta. A la vez, de vez en cuando, salta una chispa de electrónica que invita a acelerar el paso y a dudar: ¿quizá habría que haber alargado un poco más el tiempo en algún bar? O de charla en un parque, o de fiesta en el salón de alguna casa”.
Los casi dos años que han pasado desde ‘Pan Bendito’, su anterior lanzamiento y publicado por El Genio Equivocado, han sido también un período para transitar las vicisitudes personales y operativas que, habitualmente, suelen rodear al proceso creativo e industrial de todo buen disco underground.
En “Carabanchel”, el resultado muestra espíritu shoegaze y cadencia house. Son tres minutos hilados con la espontaneidad del bedroom pop, y un sonido limpio y envolvente, doméstico y espacial. Se trata de mantener el paso, llegar, quedarse. Bailar mirando al suelo o levantar la vista, al cielo y a la ciudad. Suena ‘Carabanchel’ y, por la ventana, la ciudad está en silencio.
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